"La Cantata del Mencey Loco"
Ramón Gil - Roldán
Los versos de "La Cantata del Mencey Loco" pertenecen al largo poema "La Tierra y La
Raza", del poeta tinerfeño Ramón Gil - Roldán, dado a conocer en "La Fiesta de Los
Menceyes", Ateneo de La Laguna, 12 de septiembre de 1919.
"El poema de Gil - Roldán, no suficientemente conocido, vio la luz en la revista "Hespérides", número 70, correspondiente al 1 de mayo de 1927.
El poeta es
probable que se inspirase en el paisaje que relata Viera y Clavijo sobre la incursión de
los doce soldados españoles, capitaneados por Rodrigo de Barrios, en tierras de Anaga.
Gil - Roldán, al igual que Viera, parece tomar partido por los guanches y la figura de
Beneharo. El poeta refiere que los nativos iban sin armas y tenían el propósito de
concertar las paces. El historiador, a pesar de su condición de religioso, ridiculiza
claramente a los aventureros en la parte final de la leyenda.
Las palabras guanches intercaladas en el texto castellano también es posible que Gil - Roldán las tomara de Viera. El historiador ofrece en el Tomo I (Libro II),
lo que él denomina "Dicciones de la lengua canaria". Entre ellas, se encuentran
precisamente las que utiliza Gil - Roldán en su poema. Son las siguientes: Mencey: El
Rey. Añepa: lanza de tea que precedía al Mencey. Banote: Garrote de guerra. Achamán:
Dios. Guañoth: Socorro". (LA CANTATA DEL MENCEY LOCO - Ensamblaje musical: Elfidio Alonso.
Texto: Ramón Gil-Roldán.)
Para "La Cantata" se eligió la segunda parte del poema, titulada precisamente
"El mencey Loco".
Dicen que murió la raza
y nunca fue raza muerta,
raza que acabó en la historia,
pa'vivir en la leyenda.
No puede morir jamás,
quien de esclavos se libera
rompiendo para ser libre,
con su vida las cadenas.
Oíd la doliente historia
de Beneharo, el de Anaga,
el Mencey desventurado
que enloqueciera de rabia
al perder la libertad
de su estirpe y de su patria;
y fue para enloquecer...
Nunca en las playas de Añaza
con ambición de conquista,
un extranjero arribara,
que no hubiera de medir
con Beneharo sus armas,
y al cabo, tras el combate,
vencido y roto marchara.
Dígalo Sancho de Herrera,
dígalo Fernán Peraza,
y Francisco Maldonado,
Gobernador de Canaria...
A todos supo vencer
altivo el Mencey de Anaga.
Su añepa nunca abatida,
victoriosa paseaba
desde la orilla del mar
hasta la cumbre escarpada
de las selvas que coronan
el Valle de Taganana.
Enlaces de consulta:
1.- https://www.calameo.com/read/003547863026de2b5daf3
2.- https://nuevepuertas.wordpress.com/wp-content/uploads/2010/05/la_cantata_del_mencey_loco.pdf