"San Borondón - San Brandán"
Islas Canarias
Muchos canarios saben que el número de las islas, que conforman nuestro archipiélago son ocho a las que se sumán varios islotes, pero también saben que según las crónicas antiguas el número es de "nueve" al tener en cuenta la "existencia" de la isla de San Borondón.
Acerquémonos a la leyenda a través del artículo escrito por Paula Vera en la página web "Marcacanaria.com":
"Una de las leyendas más populares de Canarias narra la historia de una novena isla, San Borondón, que aparece y desaparece cerca de El Hierro y que puede verse entre el mar de nubes desde Tenerife, La Palma, El Hierro y La Gomera.
Los cartógrafos medievales ya la plasmaban como parte del Archipiélago en sus mapas. Incluso, se creía que San Borondón se había desprendido, en el pasado, del continente americano.
Muchas han sido las islas asociadas a Canarias, desde los Bienaventurados hasta las propias Afortunadas. También se ha hecho referencia a la mismísima Atlántida. Pero ninguna historia ha sido tan real como la de San Borondón. Esta isla apareció en el Tratado de Alcazobas de 1479, el cual repartía el Atlántico entre Portugal y Castilla. Incluso, fue fotografiada a finales de los años cincuenta y publicada por ABC.
La primera mención de San Borondón aparece en un texto del siglo IX que narra los viajes del monje irlandés San Brandán, al que la isla debe el nombre. El abad San Brandán el Navegante dedicó su vida a evangelizar en tierras ignotas en el Océano Atlántico.
San Brandán realizó una expedición marítima por Canarias en el año 516. Según su relato, llegó a una exuberante isla de arena negra que aparecía y desaparecía, pero no por la acción de la bruma marina, sino porque se trataba de un pez gigante. Brandán narró, además, que en esta isla el sol nunca se ponía y los arboles estaban repletos de frutos.
Historias como la de San Borondón motivaron a que muchos navegantes emprendieran viajes en busca de estos paraísos.
Intentando encontrar la novena isla canaria, se realizaron varias expediciones. Una de las primeras se hizo a finales del siglo XV y tiene a Fernando de Viseu, sobrino de Enrique el Navegante de Portugal, como protagonista. En tiempos de Felipe II, el ingeniero Leonardo Torriani afirmó también haber recorrido esta isla. Por esa misma época, un navegante portugués, Pedro Vello, agrandaría la leyenda de San Borondón con uno de los mejores relatos.
Pedro Vello arribó en una misteriosa isla al oeste de La Palma y El Hierro al tener que cambiar de rumbo para refugiarse de un temporal. Este contó que, una vez en tierra, el viento volvió a arreciar de tal modo que se precipitó al barco, dejando a dos marineros “olvidados” en tierra.
Todos estos relatos, más o menos fantásticos, siguieron alimentando el mito de San Borondón. Que en una época en la que ya se estaba conquistando prácticamente por completo los océanos todavía perviviese el mito de una isla que aparecía y desaparecía muestra que, al menos, un gran equívoco geográfico debía existir en torno a San Borondón, equívoco que trató de alumbrar Hernán Pérez de Grado, primer regente de la Real Audiencia de las Canarias, quien ordenó abrir una investigación oficial sobre la isla misteriosa tras numerosos avistamientos en los meses previos.
Y así siguió creciendo la leyenda hasta que Gaspar Domínguez organizó la última expedición oficial para descubrir la novena isla canaria en 1721. No hubo éxito y, de este modo, San Borondón permaneció oculta y las expediciones cesaron.
San Borondón aparece en diversos mapas medievales y modernos. Fueron los innumerables relatos los que animaron a muchos cartógrafos a incluir a la novena isla en sus mapas.
El planisferio de Hereford, fechado en 1290, es el primer mapa en el que hace referencia a San Borondón en una inscripción en latín que indica: “Las seis Islas Afortunadas son las Islas de San Brandán”.
Durante el siglo XIV, Pizzigano dibujó la isla a poca distancia de El Hierro. En esa época, se creía que San Borondón se ubicaba a unos 550 kilómetros en dirección oeste-noroeste de El Hierro, aunque otros afirmaban que estaba mucho más cerca. Así mismo, su presunto tamaño estaría en torno a los 500 kilómetros de largo, de norte a sur, y los 150 de ancho, de este a oeste. El último mapa que respetó la leyenda de la isla fantasma fue la Carta Geográfica de Gautier de 1755".
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