sábado, 27 de agosto de 2022

 “Visita de las Reliquias de san Ignacio de Loyola a Canarias" (1ª parte).



Esta información me resultó curiosa  y como profesora de Geografía e Historia durante muchos años, no pude aguantar las ganas por saber, por conocer a qué se refería el entrecomillado y me puse manos a la obra.



Pero, antes de todo… un consejo: el lector, la lectora deberá contextualizar su mente en la época en la que se suceden los hechos, pues de otra manera parece increíble la realidad de estos hechos. La época es el inicio de la segunda etapa del Franquismo, de manera que las ideas del Régimen están muy fuertemente arraigadas en la población.

Haré dos entradas, una referente a la presencia de las reliquias del santo en Gran Canaria y otra su visita a Tenerife.

Seguiré orden cronológico, por lo que la primera parte de la visita será “Gran canaria”.

Para llegar al punto de la visita al archipiélago (diciembre de 1955), me remontaré en el tiempo y así conocer el origen de la planificación de la visita a Canarias y a Tenerife de las Reliquias de san Ignacio de Loyola. 



En 1955, el Papa Pío XII convocó el XXXVI Congreso Eucarístico Internacional a celebrar en la ciudad de Río de Janeiro, Brasil. El Papa dejó parte de la responsabilidad de la organización de los actos a la Compañía de Jesús, “Los Jesuitas”, posibilitando que la reliquia de parte del cráneo del san Ignacio de Loyola saliera de Roma hacia el continente americano en un periplo viajero de alcance internacional hasta llegar a Río de Janeiro.

Por otra parte y de manera coincidente, el 31 de julio de 1955, se había iniciado solemne y oficialmente el IV Centenario de la muerte de San Ignacio de Loyola, acaecida, en Roma, en 1556. Su Excelencia, el Jefe del Estado Español, Francisco Franco, inauguró el Año Jubilar, después de un acto académico celebrado en la Basílica de Loyola. Su Santidad el Papa Pío XII concedió indulgencias jubilares a los peregrinos que visitaran el Santuario entre el 31 de julio de 1955 y !a misma fecha del 1956.



Según la planificación del año jubilar de san Ignacio, la Reliquia llegó al Archipiélago canario el día 17 de diciembre de 1955, concretamente al Aeropuerto grancanario de Gando, en un cuatrimotor de Aviaco. Desde mucho antes de la hora prevista para el aterrizaje del aparato, el aeropuerto y alrededores ofrecían un aspecto lleno de bullicio, de gentío, que venía a recibir a la comitiva religiosa.




Tras la salida del pasaje normal, salió el ex rector del Colegio san Ignacio de Loyola de Las Palmas de Gran Canaria, portador de la sagrada reliquia, siendo recibido por autoridades religiosas, militares y civiles.




Desde que se supo la realización de la visita a Canarias, el Párroco, profesor e historiador de la ciudad grancanaria de Telde, don Pedro Hernández Benítez se movió para conseguir un objetivo: que el primer lugar que visitara la reliquia del santo fuera el municipio teldense… pero, ¿en qué se basaba para tal solicitud?.



Don Pedro se remontó en el tiempo; primero, centrándose casi en los momentos de la conquista de la isla, en la figura de Marcos García del Castillo, hijo del conquistador Cristóbal del Castillo; Marcos García fue Provincial de la Compañía de Jesús.

En segundo lugar, al haber sido Telde el primer lugar de Canarias donde se tuvo noticia de la canonización de san Ignacio de Loyola (1622). En tercer lugar, en que en el año 1696 el beneficiado real don Francisco Yañez Ortega inició a su costa la construcción de la Capilla de san Ignacio de Loyola, en la Iglesia de san Juan Bautista de Telde, acabándose la obra tres años después.



El empeño y tesón de don Pedro Hernández Benítez se vieron recompensados y fue Telde el primer lugar en recibir a la Santa Reliquia tras abandonar en automóvil el aeropuerto de Gando en medio de la pompa y boato de la comitiva.

El recibimiento de los habitantes de Telde estuvo a la altura de las circunstancias… flores desde los balcones, azoteas y ventanas como una lluvia de colores, sones de la banda de música, alfombra de arena y serrín de colores por la que pasara la sagrada reliquia… así hasta ser ubicada en el altar de la Basílica de San Juan, donde estuvo expuesta 24 horas para regocijo de los teldenses.



Estos datos me los ha facilitado mi amigo y compañero de carrera Antonio María González Padrón, Licenciado en Historia del Arte y Cronista Oficial de la Ciudad de Telde, al que llamé por teléfono y estuvimos charlando un ratito.



Sigamos… Dejamos en nuestro relato la ciudad de Telde para llegar a la ciudad de Las Palmas, a la Catedral de santa Ana, en el Barrio capitalino de Vegueta, donde estuvo expuesta la Sagrada Reliquia, así como también en la Iglesia de san Francisco de Borja bajo el auspicio de la Compañía de Jesús.



Si antes tratamos la figura de don Pedro Hernández Benítez como entusiasta para llevar a su ciudad la Sagrada Reliquia, hay otra figura no menos entusiasta, pero en esta ocasión para traer la reliquia a Canarias, el Prelado Monseñor Pildain, Obispo de la Diócesis; Monseñor dirigió y presidió todos los actos religiosos llevados a cabo.

Asistieron a los actos religiosos solemnes las primeras autoridades civiles y militares, jerarquías del Movimiento y numerosas representaciones oficiales, en los sitios principales de los templos, mientras que las naves eran ocupadas por los fieles.



A petición de numerosos párrocos, la Sagrada Reliquia de San Ignacio de Loyola fue llevada en 20 de diciembre para su veneración, a varias localidades del interior de la isla; el punto de partida era la Iglesia de san Francisco de Borja en automóvil, formando una comitiva constituida por gran número de vehículos; el itinerario fue el siguiente: Tafira, Santa Brígida, Madroñal, San Mateo, Abejares, Teror, Arucas, Tenoya, Tamaraceite y regreso a la Capital de Las Palmas; todo ello en una margen de casi cuatro horas.



El 21 de diciembre, en las primeras horas de la tarde, la Sagrada Reliquia de San Ignacio de Loyola inició el traslado a la isla de Tenerife. Como acto de despedida, al mediodía, en la Iglesia de san Francisco de Borja se celebró un breve acto en honor al santo fundador de la Compañía de Jesús, partiendo en automóvil al que seguía una caravana de vehículos hasta llegar al Arsenal de la Base Naval de Canarias, donde esperaban para recibir a la Sagrada Reliquia las principales autoridades civiles, militares y eclesiásticas, Jerarquías del Movimiento, representaciones de los ejércitos de mar, tierra y aire, así como de otros organismos oficiales y de asociaciones piadosas de la ciudad.



Desde la entrada del Arsenal hasta el final del muelle, donde se hallaba atracada la corbeta “Descubierta”, cubrían la carrera fuerzas de marinería y de infantería de Marina que, en formación, rendían honores a la Sagrada Reliquia y como fondo los sones de la banda de música.

En el Arsenal de la Base Naval de Canarias, el Padre Napal entregó el relicario al teniente vicario de la Armada de esa Base, quien marchó procesionalmente hacia la corbeta; una vez en el buque, se realizó la bendición desde la cubierta, guardándose a continuación.



Seguidamente, la “Descubierta” inició la maniobra de desatraque para marchar a Tenerife. Al partir la nave, un sin fin de sirenas de barcos de diversas nacionalidades acompañaron las maniobras.



Llegados a este punto, diremos fin a la primera parte de la visita de la Sagrada Reliquia de san Ignacio de Loyola. La segunda parte, tuvo como marco la Isla de Tenerife.


"Enid Blyton de viaje por Canarias"   1950. Ilustración de un libro de la escritora inglesa Enid Blyton , autora de la colección &...