“Visita de las Reliquias de san Ignacio de Loyola a Canarias" (1ª parte).
Esta información me resultó
curiosa y como profesora de Geografía e Historia
durante muchos años, no pude aguantar las ganas por saber, por
conocer a qué se refería el entrecomillado y me puse manos a la
obra.
Pero,
antes de todo… un consejo: el lector, la lectora deberá contextualizar su mente en la época en la que se suceden los
hechos, pues de otra manera parece increíble la realidad de estos
hechos. La época es el inicio de la segunda etapa del Franquismo,
de manera que las ideas del Régimen están muy fuertemente
arraigadas en la población.
Haré dos entradas, una referente a la presencia de las reliquias del santo en Gran Canaria y otra su visita a Tenerife.
Seguiré orden cronológico, por lo que la primera parte
de la visita será “Gran
canaria”.
Para
llegar al punto de la visita al archipiélago (diciembre de 1955),
me remontaré en el tiempo y así conocer el origen de la planificación
de la visita a Canarias y a Tenerife de las Reliquias de san Ignacio
de Loyola.
En
1955,
el
Papa Pío
XII
convocó
el XXXVI
Congreso Eucarístico Internacional
a
celebrar en la ciudad de
Río de Janeiro, Brasil.
El
Papa dejó parte de la responsabilidad de la organización de los
actos a la Compañía
de Jesús,
“Los
Jesuitas”,
posibilitando que la reliquia de
parte del cráneo
del san Ignacio de Loyola saliera de Roma hacia el continente
americano en un periplo viajero de alcance internacional hasta llegar
a Río de Janeiro.
Por
otra parte y de manera coincidente, el
31
de julio de
1955,
se había
iniciado
solemne y oficialmente el
IV
Centenario de la muerte de San Ignacio de Loyola,
acaecida, en Roma, en 1556.
Su Excelencia, el Jefe del Estado Español, Francisco
Franco,
inauguró el Año
Jubilar,
después de un acto académico celebrado
en
la Basílica de Loyola. Su Santidad el Papa Pío
XII
concedió
indulgencias jubilares a los peregrinos que visitaran
el Santuario entre el 31 de julio de
1955
y !a misma fecha del 1956.
Según
la planificación del año jubilar de san Ignacio, la Reliquia llegó
al Archipiélago canario el día 17
de diciembre de 1955,
concretamente
al Aeropuerto
grancanario de Gando,
en un cuatrimotor de Aviaco.
Desde mucho antes de la hora prevista para el aterrizaje del aparato,
el aeropuerto y alrededores ofrecían un aspecto lleno de bullicio,
de gentío, que venía a recibir a la comitiva religiosa.
Tras
la salida del pasaje normal, salió el ex rector del Colegio san
Ignacio de Loyola de Las Palmas
de Gran Canaria, portador de la sagrada reliquia, siendo recibido por
autoridades religiosas, militares y civiles.
Desde
que se supo la realización de la visita a Canarias, el Párroco,
profesor e historiador de la ciudad grancanaria de Telde, don Pedro
Hernández Benítez se
movió para conseguir un objetivo: que el primer lugar que visitara
la reliquia del santo fuera el municipio teldense… pero, ¿en
qué se basaba para tal solicitud?.
Don
Pedro
se remontó en el tiempo; primero, centrándose casi en los momentos
de la conquista de la isla, en la figura de Marcos
García del Castillo,
hijo del conquistador Cristóbal
del Castillo;
Marcos
García
fue Provincial de la Compañía
de Jesús.
En
segundo
lugar,
al haber sido Telde
el primer lugar de Canarias donde se tuvo noticia de la canonización
de san Ignacio de Loyola (1622).
En tercer lugar, en
que
en el año 1696
el beneficiado
real don Francisco
Yañez Ortega
inició a su costa la construcción de la Capilla
de san Ignacio de Loyola,
en la Iglesia de san Juan Bautista de Telde, acabándose la obra tres
años después.
El
empeño y tesón de don Pedro
Hernández Benítez
se vieron recompensados
y fue Telde
el primer lugar en recibir a la Santa
Reliquia
tras abandonar en automóvil el aeropuerto de Gando en medio de la
pompa y boato de la comitiva.
El
recibimiento de los habitantes de Telde
estuvo a la altura de las circunstancias… flores desde los
balcones, azoteas y ventanas como
una lluvia de colores, sones de la banda de música, alfombra de
arena y serrín de colores por la que pasara la sagrada reliquia…
así hasta ser ubicada
en el altar de la Basílica
de San Juan,
donde estuvo expuesta 24 horas para regocijo de los teldenses.
Estos
datos me los ha facilitado mi amigo y compañero de carrera Antonio
María González Padrón,
Licenciado en Historia del Arte y Cronista Oficial de la Ciudad de
Telde, al que llamé por teléfono y estuvimos charlando un ratito.
Sigamos…
Dejamos en nuestro relato la ciudad de Telde para llegar a la ciudad
de
Las Palmas,
a la Catedral
de santa Ana,
en el Barrio capitalino de Vegueta, donde estuvo
expuesta la Sagrada
Reliquia,
así como también en la Iglesia
de san Francisco de Borja
bajo el auspicio de la Compañía de Jesús.
Si
antes tratamos la figura de don Pedro
Hernández Benítez
como entusiasta para llevar a su ciudad la Sagrada
Reliquia,
hay
otra figura no menos entusiasta, pero en esta ocasión para traer la
reliquia a Canarias, el Prelado
Monseñor Pildain,
Obispo de la Diócesis; Monseñor dirigió y presidió todos los
actos religiosos llevados a cabo.
Asistieron
a los
actos
religiosos
solemnes
las
primeras autoridades
civiles
y militares,
jerarquías
del
Movimiento y numerosas
representaciones
oficiales, en
los sitios
principales de
los templos,
mientras que las naves
eran
ocupadas por los fieles.
A
petición de numerosos párrocos, la Sagrada
Reliquia
de San Ignacio de Loyola fue llevada en
20
de diciembre
para
su veneración, a varias localidades del interior de la isla; el
punto de partida era la Iglesia
de san Francisco de Borja
en automóvil, formando una comitiva constituida por gran número de
vehículos; el itinerario fue el siguiente: Tafira, Santa Brígida,
Madroñal, San
Mateo,
Abejares,
Teror, Arucas, Tenoya, Tamaraceite y regreso a la Capital de Las
Palmas; todo ello en una margen de casi cuatro horas.
El
21
de diciembre,
en
las primeras
horas de la tarde, la Sagrada
Reliquia
de San Ignacio de Loyola inició
el
traslado a la
isla de Tenerife.
Como
acto de despedida, al
mediodía, en
la Iglesia
de san Francisco de Borja
se
celebró
un breve acto en
honor al
santo
fundador de la Compañía de Jesús, partiendo
en
automóvil
al que seguía una caravana de vehículos hasta llegar al Arsenal
de la Base Naval de Canarias,
donde esperaban para recibir a la Sagrada
Reliquia
las principales autoridades civiles, militares y eclesiásticas,
Jerarquías del Movimiento, representaciones de los ejércitos de
mar, tierra
y aire, así como de otros organismos oficiales y de asociaciones
piadosas de la ciudad.
Desde
la
entrada del
Arsenal hasta
el final
del muelle,
donde se
hallaba
atracada la corbeta “Descubierta”,
cubrían
la carrera
fuerzas
de marinería y de infantería de Marina que, en formación, rendían
honores a la Sagrada Reliquia y como fondo los sones de la banda de
música.
En
el Arsenal
de la Base Naval de Canarias,
el Padre
Napal
entregó el relicario al teniente vicario de la Armada de esa Base,
quien marchó procesionalmente hacia la corbeta; una
vez en el buque, se realizó la bendición desde la cubierta,
guardándose a continuación.
Seguidamente,
la “Descubierta”
inició la maniobra de desatraque para marchar a Tenerife.
Al partir la nave, un sin fin de sirenas de barcos de diversas
nacionalidades acompañaron las maniobras.
Llegados
a este punto, diremos fin a la primera
parte
de la visita de la Sagrada Reliquia
de san Ignacio de Loyola. La segunda
parte,
tuvo
como marco la Isla
de Tenerife.